No sé qué paso en todo el vuelo, ya que me desperté media hora antes de llegar.
Sandra: (Sobándome los ojos) ¿Dónde estamos?
Janet: Todavía no bajamos.
Sandra: ¿Cuanto he dormido?
Janet: Como unas 4 y media horas o tal vez 5 horas.
Sandra: Que rico dormí, me diste las pastillas que Richard me dio ¿verdad?
Janet: Si, lo bueno que despertaste ya mero llegamos, así que ya no te duermas.
Sandra: Esta bien, creo que todavía estoy medio atontada por la medicina.
Janet: Adoro esa medicina, dime porque no me la traje cuando vinimos a México.
Sandra: Porque no lo pensaste.
Janet: Si bueno, ¿quieres algo de tomar?
Sandra: No, estoy bien.
Empezamos a platicar, como le dije a Janet, venía muy atontada con esa medicina, así que la verdad ya no me importaba el vuelo, creo que antes de llegar hubo como 5 veces de turbulencia y yo como si nada, cuando bajamos eran como las 3 de la tarde y ya se me había pasado casi todo lo de la medicina, o por lo menos ya decía cosas coherentes.
Bajamos y vi que no venían muchas personas en el avión, ya que después de nosotros solo bajaron como unas 10 o 15 personas, fuimos por nuestro equipaje y gracias a dios no había paparazis.
Cuando salimos, le pregunte a Janet si vendrían por nosotros y me dijo que si, así que empezamos a buscar, con la mirada, a alguien y si alguien me llamo la atención, si un chico con cabello rizado y tez morena, traía unas lentes negros y un sombrero de fedora y vestía una camisa roja y pantalón negro, y claro unos mocasines, estaba recargado en una limusina de color negro con dos hombres robustos uno a cada lado y el chico con la mirada puesta en mi.
Obvio que lo reconocí desde el primer momento que lo vi, así que salí corriendo a abrasarlo, lo había extrañado tanto que, era un alivio volver a verlo, cuando llegue a él lo abrace lo más fuerte posible.
Michael: (Abrazándome) No sabes cuándo te extrañe.
Sandra: Si yo también, pero bueno ya estoy de vuelta.
Michael: (Separándose un poco de mi y mirándome a los ojos) Si lo bueno (Se me acerco y me iba a dar un beso)
Janet: Siento interrumpir su beso, pero puede haber paparazis, mejor se lo den adentro de la limusina.
Michael: Esta bien, pasen.
Subimos a la limusina y ya después de alejarnos del aeropuerto Michael me dio el beso que desde que me fui deseaba.
En el camino nos pusimos a platicar de lo que él había hecho y lo que yo había hecho también.
Michael: ¿Y cómo dejaste a tu amigo?
Sandra: Ya mejor, solo fue un susto, por cierto nos invito a su boda, será en dos meses.
Michael: Que padre, que se vaya a casa, pero te veo cansada.
Janet: ¿CANSADA? Se la paso todo el vuelo dormida.
Michael: ¿Enserio?
Sandra: Si es que Janet me dio unas pastillas, ya que en el vuelo de Los Ángeles a México, no dormí nada.
Michael: ¿Por qué?
Sandra: No es fácil subirse a un avión.
Michael: (Entendió perfectamente) Pero ya estás aquí, y no te dejare ir ni un minuto.
Sandra: Solo a trabajar, que desde que salí de la universidad, no me has dejado trabajar en el hospital.
Michael: Y que, quiero que estés conmigo.
Janet: Que acaramelados, si quieren me voy enfrente con Mark.
Sandra: (Burlándome) Pues si quieres, estas libre de hacerlo.
Michael: Jajaja, jajaja, jajaja.
Janet: Jajaja que mala.
Sandra: Oye ¿Cómo te fue con el implante?
Michael: Bien, bueno solo me dieron un shampoo especial para los primeros días, y una cosa rara para la irritación.
Sandra: ¿Y que te dijo el doctor Martínez?
Michael: Que solo te quedes unos días más, y ya puedes volver.
Sandra: Bueno ya sabias que pasaría, pero que tiene de malo, adoro mi trabajo y bueno nos podremos ver siempre, aparte no esta tan lejos.
Michael: Si lo sé, dijo que unas semanas, te encargaras del área de personas en coma.
Sandra: Wau, que más te dijo.
Michael: No me acuerdo, pero en una semana te tienes que ir, ya que terminaras de cuidarme.
Sandra: Bueno, pues dime que más te tengo que hacer para el cabello.
Michael: Nomas lo esencial, cambiarme los vendajes y ponerme una solución en el cabello por si se irita el cuero cabelludo.
Sandra: Perfecto.
Seguimos platicando, hasta que llegamos a Neverland, salimos a pasear, nomas Mike y yo ya que Janet estaba cansada, creo que no durmió en todo el vuelo y quería descansar.
Empezamos a caminar por todo Neverland, la verdad extrañe tanto ese lugar, creo que en este poquito tiempo viviendo ahí, había hecho que amara este lugar.
Sandra: (Respirando el oxigeno más puro que nada) No sabes cómo me extrañado este lugar.
Michael: ¿Enserio?
Sandra: Si como no tienes idea. (Dije dando vueltas mirando hacia el cielo)
Michael: (Agarrándome de la cintura y pegándome a él) Entonces no de vallas.
Sandra: (Poniendo mis manos en si cuello) Me encantaría, pero quiero trabajar.
Michael: (Poniendo cara de puchero) Pero no lo necesitas, yo te puedo…
Sandra: (Poniéndole el dedo índice en los labios para que no hablara) Ni lo digas, yo no te quiero por eso, y mira si yo hago las cosas sola pues me sentiré mejor.
Michael: (Tomando mi mano y besándola) Está bien.
Puse mi mano en su cuello y lo acerque a mí, para después fundirnos en un beso, cuanto extrañe sus labios, su calor y sobre todo lo dulces que sabían esos labios, que se habían convertido en mi adicción, una muy dulce adicción.
Mientras el beso se incrementaba de intensidad, Michael me echaba para atrás hasta que tope con un árbol, ahí nos recargamos y poco a poco nos dejamos caer en el suave y verde pasto mientras seguíamos besándonos.
Se puso sobre de mi, mientras seguía besándome, en un momento paso de mis labios a mi cuello, no sé qué era lo que pasaba, pero creo que los dos estábamos excediéndonos del límite, no era que quisiera que parara, pero no estaba bien, aunque creo que si quería no debíamos no ahora.
Y como si lo hubiera dicho se separo de mi, y me miro a los ojos, sabíamos que los dos deseábamos seguir pero, no lo hicimos, se puso de pie y me ayudo a mí a ponerme de pie, y así seguimos nuestro paseo por Neverland.
Les digo la verdad, creo que los dos nos habíamos quedado un poco, nerviosos después de lo que estuvo a punto de pasar, pero eso no nos impidió divertirnos en todo Neverland.