Michael: ¿Segura que podrás?
Sandra: Si… por lo
menos tengo que hacer esto por él.
Camine
con miedo hasta el mostrador, ya era hora de enfrentar la verdad, la señorita
me paso hasta una especie de enorme congelador, respire profundo y un señor
vestido con una bata blanca me hizo pasar, me dio un cubre bocas y ambos
caminamos hacia las bolsas negras que habían, algunas tenían forma de cuerpo y
otras simplemente parecía un bulto.
Me
puse enfrente a la plancha y respire hondo, no era la primera vez que miraba un
muerto, primero fueron mi familia y después, cuando haces los estudios de
medicina te llevan a la morgue e incluso te hacen abrir a los muertos para
poder trabajar con ellos.
Ahora
me sentía como aquella vez que fui a ver a mi hermano y a mi madre, ellos no habían quedado completos
así que solo me mostraron algo que podría reconocer, en ese caso fue la esclava
de mi hermano y los aretes de mi madre, cosas que guardaba, añoraba y quería más
que a mi propia vida.
Señor: Bien señorita
Sánchez… ¿Está preparada?
Sandra: Eso creo…
Señor: A decir
verdad nos sorprendimos mucho (Dijo poniendo el cuerpo de Sebastián con cuidado
sobre la plancha)
Sandra: A si ¿Por
qué?
Señor: Porque el
cuerpo está casi intacto (Me miro) solo tiene raspones y aberturas, pero ya han
sido cerradas (Abrió el zipper) ¿Es él?
Mi
boca se secó por completo, era verdad estaba casi intacto, solo tenía golpes y
rasguños en la cara, pero se podía reconocer. Me le quede mirando fijamente, el
dolor más grande me invadió y solo asentí con la cabeza y mis ojos dejaron caer
lágrimas, no era un sueño, no era un pesadilla, todo era real, su cuerpo estaba
allí y yo ya lo había mirado.
El
señor volvió a cerrar la bolsa y ambos salimos a donde los demás esperaban,
solo habían venido mi padre y Michael, los demás se habían quedado en el hotel
a cuidar a Joanna. Dios Joanna, ella quería tanto a Sebastián, ella muy bien sabía
que no era su padre, pero lo quería ¿Cómo rayos le iba a decir que se había
muerto?
Acordamos
que llevaríamos el cuerpo de Sebastián a Los Ángeles, donde seria velado y
cremado, dejamos la morgue para salir al hotel, en la camioneta iba en la parte
de atrás y abrazaba mis rodillas, me sentía como una tonta niña de 15 años,
ahora no tenía valor para nada y eso estaba mal, yo era un adulto, no podía
portarme como una pequeña niña desolada, me enderece en el asiento y suspire
fuertemente, yo no era una niña que lloraba por cualquier cosa, era un adulto
que podía valerse de sí mismo, ya basta de lágrimas, basta de juegos, no volvería
a hacer tal cosa.
Mire
por la ventana y logre ver mi aspecto reflejado en él, mi cara, mis ojos y mi
cabello era un desastre, esa no podría ser yo, no debía ser yo, limpie mis lágrimas
y me dije a mi misma que no lloraría, ya no tenía que hacerlo, debía ser
fuerte, tenía que serlo.
Paso
un día, de mis ojos no habían salido lágrimas, todos estaban sorprendidos,
Joanna estaba demasiado triste, pues tuve que decirle, ella lo comprendió, pero
por lo menos no estaba tan devastada, Sebastián me había dicho que ya no tenía
familia por la que preocuparse, sus padres habían muerto jóvenes, no tenía
hermanos, ni tíos, ni nada, solo a nosotros. Así que nosotros éramos su única
familia.
Volábamos
hacia Los Ángeles, todos se habían sorprendido pues fui la primera en subir y
sin que ellos me ayudaran, tenía que quitarme ese miedo. Me senté en mi lugar y
mire por la ventana, solo cerré los ojos cuando aquella cosa comenzó a
elevarse, respire hondo y me relaje, miraba por la ventana viendo las nubes,
estaban debajo de nosotros.
Michael: ¿Te
encuentras bien?
Sandra: (Lo mire,
traía un café para él y otro para mi) Si, me encuentro mejor (Le sonreí de
medio lado) Creo que lo estoy tomando mejor que lo que creí.
Michael: Si lo he
notado (Beso levemente mis labios) Joanna sigue mejor, ahora estaba jugando con
Janet, pero se quedó dormida.
Sandra: Lo bueno que
no lo tomo tan mal… eso me tenía también mal, pero bueno al menos la inocencia
no la hace que se lastime (Sonreí levemente) De verdad que no sabes lo mucho
que me duele… en especial porque él quería hablar contigo y arreglar todo.
Michael: ¿Qué?
Sandra: Si, quería
arreglar todo contigo, pero decidió que era mejor irse a Suiza (Sonreí
recordando) Quería, si nos cazábamos, ser nuestro padrino.
{Flashback}
Sebastián: No me digas nada y vete de aquí,
baja del avión y ve con Michael que debe estar buscándote desesperadamente.
Sandra: Ven conmigo,
no te vayas, no tienes porque.
Sebastián: ¿Sabes? Si tengo que irme, será lo
mejor, pero créeme que volveré.
Sandra: Pero ¿Cuándo?
Sebastián: Cuando me necesites… o cuando te
cases con Michael, merecen ser felices… pero seré su padrino ¿Okey?
Sandra: (Le sonreí)
Si lo serás, cuídate mucho.
Sebastián: Dile a Michael que me disculpe, yo
quiero hablar bien con él, lo hare, solo que quiero desligarme un poco de esto.
Aeromoza: ¿Señorita va
a bajar o no?
Sebastián: Si, va a bajar.
Sandra: Gracias por
todo.
{Fin
del flashback}
Sonreí
recordando aquello, recordando su sonrisa diciéndome que bajara y le dije a
Michael que lo perdonara, que el vendría a disculparse con él después, jamás lo
iba a olvidar, pues aunque no fue la mejor forma de formar una pareja juntos,
él no había llegado a suplantar a Michael, se había ganado su lugar en mi
corazón, le agradecía todo lo que hizo por mí, por mi hija y más que me hiciera
bajar de aquel avión.
Michael
beso mi frente y yo le sonreí tranquila, no podía negar el dolor de mi ser,
pero mis lágrimas no harían que regresara, solo me quedaba recordar aquellas
bellas cosas que hacíamos juntos, el día que nos conocimos, los buenos momento
que había vivido con él, esos quedarían en mi memoria y jamás se irían, pues
fueron unos de los mejores.
Las
horas pasaron y cuando menos me lo espere ya estábamos enfrente al féretro de Sebastián,
lo vistieron con su uniforme de cirujano, su pantalón y camiseta azul con su
bata blanca, en ella llevaba sus plumas y su estetoscopio, todo perfectamente acomodado,
como si estuviera dormido con su uniforme de trabajo, sonreí y vi como poco a
poco comenzaron a llegar personas, unas eran pacientes de él en México otras
eran pacientes míos.
Pero
hubo algo que me sorprendió mucho al mirar, era una joven de 16 o 18 años, venía
con su madre atrás, ambas se me hacían realmente conocidas, la chica se acercó
a mí y al estar cerca yo me levante, era un poco alta, me llegaba a la oreja, sonrió
de medio lado y suspiro.
******: Sé que tal
vez no me recuerde… pero yo a usted le tengo un gran cariño por lo que hizo por
mí y por mi madre hace años…
De
un momento a otro los recuerdos volvieron a mi mente, aquellos ojos esa voz un
poco cambiada, claro que la recordaba, claro que la conocía, le sonreí y tome
sus manos.
Sandra: Han pasado demasiados
años, pero aun puedo recordarte Natalia.
Era
aquella niña que una vez en el hospital lloraba, aquella niña que había perdido
a su hermana y estuvo a punto de perder a su madre, allí era una niña ahora
toda una jovencita.
Natalia: Vengo a
devolverle el favor que un día hizo por mi… usted estuvo en un momento que más
necesite a alguien y ahora yo también quiero estarlo.
Sandra: Gracias por
venir, pero no me hables de usted, no soy tan vieja como me veo (Le dije
sonriendo)
Natalia: Usted… tú no
te vez vieja.
Ambas
nos sentamos y luego su madre, Angélica. Se acercó a nosotras, Michael después
de un tiempo volvió, Joanna venía con él, Michael reconoció a Natalia y a su
madre y el saludo.
Cuando
menos me lo espere ya íbamos camino hacia el crematorio, solo algunos nos
habíamos quedado, entre ellos Natalia y su madre, ambas me estaban dando demasiada
ayuda y apoyo, ella decía que cuando vio que me había convertido en cantante
había hecho todo lo posible por contactarme, mas jamás había podido.
Mientras
introducían lentamente el cuerpo de Sebastián en aquel enorme horno los recuerdos
llegaron y golpearon mi cabeza como agua helada, pero en vez de llorar, de
sufrir, solo sonreí y le agradecí a Dios que me hubiera dejado conocerlo. Nos
sentamos en la sala de espera, pues no me quería ir sin la ceniza de Sebastián.
Cuando
todo eso paso Michael, Joanna y yo nos fuimos a Neverland a descansar, puse las
cenizas junto a la de mi madre y mi hermano y dejamos a Joanna en su
habitación, Michael me acompaño hasta una de huéspedes y me miro.
Michael: ¿Necesitas
algo más linda?
Sandra: No, solo
necesito que me digas que estás conmigo.
Michael: (Me beso)
Siempre lo voy a estar.