Trailer De La Enfermera De Mi Corazón

jueves, 7 de febrero de 2013

Capítulo 90……… Dime Que Estas Conmigo.


Michael: ¿Segura que podrás?
Sandra: Si… por lo menos tengo que hacer esto por él.

Camine con miedo hasta el mostrador, ya era hora de enfrentar la verdad, la señorita me paso hasta una especie de enorme congelador, respire profundo y un señor vestido con una bata blanca me hizo pasar, me dio un cubre bocas y ambos caminamos hacia las bolsas negras que habían, algunas tenían forma de cuerpo y otras simplemente parecía un bulto.

Me puse enfrente a la plancha y respire hondo, no era la primera vez que miraba un muerto, primero fueron mi familia y después, cuando haces los estudios de medicina te llevan a la morgue e incluso te hacen abrir a los muertos para poder trabajar con ellos.

Ahora me sentía como aquella vez que fui a ver a mi hermano y  a mi madre, ellos no habían quedado completos así que solo me mostraron algo que podría reconocer, en ese caso fue la esclava de mi hermano y los aretes de mi madre, cosas que guardaba, añoraba y quería más que a mi propia vida.

Señor: Bien señorita Sánchez… ¿Está preparada?
Sandra: Eso creo…
Señor: A decir verdad nos sorprendimos mucho (Dijo poniendo el cuerpo de Sebastián con cuidado sobre la plancha)
Sandra: A si ¿Por qué?
Señor: Porque el cuerpo está casi intacto (Me miro) solo tiene raspones y aberturas, pero ya han sido cerradas (Abrió el zipper) ¿Es él?

Mi boca se secó por completo, era verdad estaba casi intacto, solo tenía golpes y rasguños en la cara, pero se podía reconocer. Me le quede mirando fijamente, el dolor más grande me invadió y solo asentí con la cabeza y mis ojos dejaron caer lágrimas, no era un sueño, no era un pesadilla, todo era real, su cuerpo estaba allí y yo ya lo había mirado.

El señor volvió a cerrar la bolsa y ambos salimos a donde los demás esperaban, solo habían venido mi padre y Michael, los demás se habían quedado en el hotel a cuidar a Joanna. Dios Joanna, ella quería tanto a Sebastián, ella muy bien sabía que no era su padre, pero lo quería ¿Cómo rayos le iba a decir que se había muerto?

Acordamos que llevaríamos el cuerpo de Sebastián a Los Ángeles, donde seria velado y cremado, dejamos la morgue para salir al hotel, en la camioneta iba en la parte de atrás y abrazaba mis rodillas, me sentía como una tonta niña de 15 años, ahora no tenía valor para nada y eso estaba mal, yo era un adulto, no podía portarme como una pequeña niña desolada, me enderece en el asiento y suspire fuertemente, yo no era una niña que lloraba por cualquier cosa, era un adulto que podía valerse de sí mismo, ya basta de lágrimas, basta de juegos, no volvería a hacer tal cosa.

Mire por la ventana y logre ver mi aspecto reflejado en él, mi cara, mis ojos y mi cabello era un desastre, esa no podría ser yo, no debía ser yo, limpie mis lágrimas y me dije a mi misma que no lloraría, ya no tenía que hacerlo, debía ser fuerte, tenía que serlo.

Paso un día, de mis ojos no habían salido lágrimas, todos estaban sorprendidos, Joanna estaba demasiado triste, pues tuve que decirle, ella lo comprendió, pero por lo menos no estaba tan devastada, Sebastián me había dicho que ya no tenía familia por la que preocuparse, sus padres habían muerto jóvenes, no tenía hermanos, ni tíos, ni nada, solo a nosotros. Así que nosotros éramos su única familia.

Volábamos hacia Los Ángeles, todos se habían sorprendido pues fui la primera en subir y sin que ellos me ayudaran, tenía que quitarme ese miedo. Me senté en mi lugar y mire por la ventana, solo cerré los ojos cuando aquella cosa comenzó a elevarse, respire hondo y me relaje, miraba por la ventana viendo las nubes, estaban debajo de nosotros.

Michael: ¿Te encuentras bien?
Sandra: (Lo mire, traía un café para él y otro para mi) Si, me encuentro mejor (Le sonreí de medio lado) Creo que lo estoy tomando mejor que lo que creí.
Michael: Si lo he notado (Beso levemente mis labios) Joanna sigue mejor, ahora estaba jugando con Janet, pero se quedó dormida.
Sandra: Lo bueno que no lo tomo tan mal… eso me tenía también mal, pero bueno al menos la inocencia no la hace que se lastime (Sonreí levemente) De verdad que no sabes lo mucho que me duele… en especial porque él quería hablar contigo y arreglar todo.
Michael: ¿Qué?
Sandra: Si, quería arreglar todo contigo, pero decidió que era mejor irse a Suiza (Sonreí recordando) Quería, si nos cazábamos, ser nuestro padrino.

{Flashback}

Sebastián: No me digas nada y vete de aquí, baja del avión y ve con Michael que debe estar buscándote desesperadamente.
Sandra: Ven conmigo, no te vayas, no tienes porque.
Sebastián: ¿Sabes? Si tengo que irme, será lo mejor, pero créeme que volveré.
Sandra: Pero ¿Cuándo?
Sebastián: Cuando me necesites… o cuando te cases con Michael, merecen ser felices… pero seré su padrino ¿Okey?
Sandra: (Le sonreí) Si lo serás, cuídate mucho.
Sebastián: Dile a Michael que me disculpe, yo quiero hablar bien con él, lo hare, solo que quiero desligarme un poco de esto.
Aeromoza: ¿Señorita va a bajar o no?
Sebastián: Si, va a bajar.
Sandra: Gracias por todo.

{Fin del flashback}

Sonreí recordando aquello, recordando su sonrisa diciéndome que bajara y le dije a Michael que lo perdonara, que el vendría a disculparse con él después, jamás lo iba a olvidar, pues aunque no fue la mejor forma de formar una pareja juntos, él no había llegado a suplantar a Michael, se había ganado su lugar en mi corazón, le agradecía todo lo que hizo por mí, por mi hija y más que me hiciera bajar de aquel avión.

Michael beso mi frente y yo le sonreí tranquila, no podía negar el dolor de mi ser, pero mis lágrimas no harían que regresara, solo me quedaba recordar aquellas bellas cosas que hacíamos juntos, el día que nos conocimos, los buenos momento que había vivido con él, esos quedarían en mi memoria y jamás se irían, pues fueron unos de los mejores.

Las horas pasaron y cuando menos me lo espere ya estábamos enfrente al féretro de Sebastián, lo vistieron con su uniforme de cirujano, su pantalón y camiseta azul con su bata blanca, en ella llevaba sus plumas y su estetoscopio, todo perfectamente acomodado, como si estuviera dormido con su uniforme de trabajo, sonreí y vi como poco a poco comenzaron a llegar personas, unas eran pacientes de él en México otras eran pacientes míos.

Pero hubo algo que me sorprendió mucho al mirar, era una joven de 16 o 18 años, venía con su madre atrás, ambas se me hacían realmente conocidas, la chica se acercó a mí y al estar cerca yo me levante, era un poco alta, me llegaba a la oreja, sonrió de medio lado y suspiro.

******: Sé que tal vez no me recuerde… pero yo a usted le tengo un gran cariño por lo que hizo por mí y por mi madre hace años…

De un momento a otro los recuerdos volvieron a mi mente, aquellos ojos esa voz un poco cambiada, claro que la recordaba, claro que la conocía, le sonreí y tome sus manos.

Sandra: Han pasado demasiados años, pero aun puedo recordarte Natalia.

Era aquella niña que una vez en el hospital lloraba, aquella niña que había perdido a su hermana y estuvo a punto de perder a su madre, allí era una niña ahora toda una jovencita.

Natalia: Vengo a devolverle el favor que un día hizo por mi… usted estuvo en un momento que más necesite a alguien y ahora yo también quiero estarlo.
Sandra: Gracias por venir, pero no me hables de usted, no soy tan vieja como me veo (Le dije sonriendo)
Natalia: Usted… tú no te vez vieja.

Ambas nos sentamos y luego su madre, Angélica. Se acercó a nosotras, Michael después de un tiempo volvió, Joanna venía con él, Michael reconoció a Natalia y a su madre y el saludo.

Cuando menos me lo espere ya íbamos camino hacia el crematorio, solo algunos nos habíamos quedado, entre ellos Natalia y su madre, ambas me estaban dando demasiada ayuda y apoyo, ella decía que cuando vio que me había convertido en cantante había hecho todo lo posible por contactarme, mas jamás había podido.

Mientras introducían lentamente el cuerpo de Sebastián en aquel enorme horno los recuerdos llegaron y golpearon mi cabeza como agua helada, pero en vez de llorar, de sufrir, solo sonreí y le agradecí a Dios que me hubiera dejado conocerlo. Nos sentamos en la sala de espera, pues no me quería ir sin la ceniza de Sebastián.

Cuando todo eso paso Michael, Joanna y yo nos fuimos a Neverland a descansar, puse las cenizas junto a la de mi madre y mi hermano y dejamos a Joanna en su habitación, Michael me acompaño hasta una de huéspedes y me miro.

Michael: ¿Necesitas algo más linda?
Sandra: No, solo necesito que me digas que estás conmigo.
Michael: (Me beso) Siempre lo voy a estar.

Yo me acerque y lo bese por última vez y se fue dejándome en la habitación para poder descansar, sin darme cuenta caí dormida y no supe más de mí, solo deje que mis músculos se relajaran y mi alma con ellos.